¿Y quién es ese niño?

Ése que se sienta a tu lado
Que mira el mundo, tranquilo,
Que a veces se tapa con las manos los oídos
Que se encoge de hombros en la cama
Que sonríe, o no,
Mientras observa a su alrededor
Que siempre va caminando contigo
Indisolublemente junto pero separado
Que apaga las velas una vez más
Por cada año que dejaste de cumplir

Tu muerte
Pequeña figura que se adentra en la media infancia
Que sigue creciendo lo que dejaste a medio hacer
Tu pequeña muerte
A la vera de tus perennes veintidós
Un soplo de aire vivo
Por cada día y recuerdo extinto
Tu anónima muerte
Tan tabú como poco reconocida
Inocente como la vida misma
Incluso cuando deja de estar aquí

Si mientes

Se destiñen los recuerdos felices
Hasta ser grises como los años ’30

Houdini, ¿dónde estás?
El nudo bajo el corazón y las costillas
Nunca hubo labor más inmensa
Que deshacerlo para volver a respirar

Abro la boca por cada palabra que me falta
Cierro los ojos por cada palabra que me sobra
Muerdo el aire y grito a los trigales infinitos
Por cada segundo de ausencia incomprendida

Al suelo
Otra vez en el suelo
Doy media vuelta, miro al cielo
Pero no me responde

La silueta de esta peña milenaria
Santa compañera de mesías y dinosaurios
Santa antes de ser bautizada como tal
Santa testigo de nuestra efímera existencia

Busco
No sé qué encontrar y me detengo
En una esquina, esperando no esperar
Me redundo y redundo
Amanece y la Tierra sigue su curso
Mientras yo vuelvo a sentir una semilla:

La de las huidas
La de las canciones
La de los inicios
La de los despertares